Los sistemas ADAS (Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción) suponen enorme avance en seguridad y están consiguiendo disminuir el número de accidentes o reducir sus consecuencias, alertando al conductor de situaciones de peligro o actuando para evitarlas.
Pero aún queda un largo camino para que los conductores se adapten a estas nuevas tecnologías y comprendan su funcionamiento.
“La falta de claridad entre los conductores en torno a los sistemas ADAS está provocando una desconexión que no solo dificulta el uso de las funciones, sino también una confusión que puede generar frustración y conducir a un uso no deseado, poco frecuente e incluso incorrecto de ellos”, señala Kathleen Rizk, directora senior en J.D. Power especializada en tecnología del automóvil.
“Los conductores no parecen comprender completamente sus capacidades, cómo y cuándo funcionan, e incluso si su vehículo las ofrece”. Un estudio de esta consultora alerta de que los usuarios se están saturando de muchos sistemas ADAS, que consideran poco útiles, difíciles de entender o molestos.
Los factores que provocan la confusión
- Tecnologías complejas que no son fáciles de comprender
Los sistemas ADAS engloban un amplio número de asistentes a la conducción, que podrían dividirse en dos grandes subgrupos: alertas (“solo” avisan) y asistentes (también actúan). Muchos de ellos son fáciles de entender y están muy bien valorados, como la alerta de ángulo muerto o la frenada autónoma de emergencia (AEB).
Otros, como el sistema que evita situaciones de peligro con tráfico cruzado al salir marcha atrás, son sencillos; pero pueden generar confusión a la hora de elegir un vehículo que lo equipe: algunos sistemas solo avisan de que viene un vehículo (son alertas); y otros, además, aplican el freno si el conductor persiste en su maniobra peligrosa (son asistentes).
La acumulación de funcionalidades sobre un sistema base también genera confusión. Por ejemplo, los sistemas relacionados con el mantenimiento o cambio de carril tienen numerosas posibles variables.
Pueden ser alertas que solo avisan de que cruzamos la línea, asistentes que mantienen el vehículo dentro del carril actuando sobre la dirección, asistentes que detectan una posible colisión lateral con otro vehículo y corrigen la trayectoria, asistentes que actúan sobre la dirección para ayudar a realizar un cambio de carril si el sistema detecta que no hay peligro (incluso con activación ocular:
El vehículo sugiere un cambio de carril y este se realiza cuando el conductor confirma la acción mirando al retrovisor exterior); y sistemas que incluso realizan adelantamientos completos por sí mismos si detectan la presencia de un vehículo más lento delante del propio.
- No hay una nomenclatura estandarizada
“Los fabricantes de automóviles utilizan docenas de nombres y etiquetas diferentes para nombrar el mismo sistema” apunta Kathleen Rizk. Un gran paso para conseguir que los conductores sepan qué sistemas equipa un coche y pueda compararlos entre diferentes modelos, sería establecer una nomenclatura neutra, más allá de las denominaciones comerciales de cada fabricante.
‘Consumer Report’ ha liderado en Estados Unidos una acción en este sentido, a la que se ha sumado la AAA (American Automobile Association, J.D. Power, NSC (National Safety Council), Partners for Automated Vehicle Education y SAE International.
- No se explican adecuadamente
“La primera y mejor oportunidad de familiarizarse con los sistemas ADAS se da en el concesionario, antes de adquirir un vehículo nuevo o usado debidamente equipado. Y esto representa un desafío abrumador, tanto para el vendedor como para el comprador”, asegura Kathleen Rizk.
“Nuestros estudios demuestran que el aprendizaje inicial es básico, porque si no se comprenden y usan las funciones durante los primeros 90 días de compra, por ejemplo regulándolas, es poco probable que ya vayan a usarse”.
Según diversos estudios de JD Power, desde el punto de vista de la satisfacción con la entrega, se considera que 40 minutos es el tiempo ideal que el equipo de ventas dedica a informar a los nuevos propietarios sobre las características clave de un vehículo recién adquirido y solo una parte de ese tiempo se dedica a los ADAS.
- Falta de interés por parte de los conductores
Por otro lado, los consumidores comienzan a bajar en sus niveles de satisfacción y de interés después de pasar 90 minutos en un concesionario comprando un coche.
Más allá del momento de compra, un elevado porcentaje de conductores no demuestran interés por comprender el funcionamiento de los sistemas de seguridad de su coche, del mismo modo que no se preocupan por los sistemas de un ascensor cuando se suben a él; entienden que si sucede algo, los sistemas funcionarán y le ayudarán. T
ambién hay conductores a los que las nuevas tecnologías no les interesan e incluso les abruman; otros que confían en su carácter intuitivo (“no es necesario leerse el manual de las cosas”) y algunos que, simplemente, no quieren dedicarle tiempo.
- Dificultad de una explicación práctica
Además, para comprender realmente cómo funcionan todos los sistemas ADAS de un coche sería necesaria una prueba práctica, algo complicado de hacer porque algunas funciones de estos sistemas pueden ser difíciles de demostrar de forma segura en tráfico abierto durante una prueba de conducción.
En este sentido hay un gran campo abierto para las autoescuelas y diferentes centros de formación de conductores.
- Resistencia a los cambios
Numerosas funciones de los sistemas ADAS exigen modificar unos hábitos de conducción que se han mantenido durante años. Y en la mayoría de veces, para dejar de hacer algo que estábamos haciendo mal, como ir pisando líneas, acercarnos demasiado a otros vehículos, superar los límites de velocidad…
El ser humano suele ser resistente a los cambios y es complicado transformar sus creencias más profundas (“yo conduzco bien”, “el coche no lo va a hacer mejor que yo”) para que se abra al aprendizaje de los sistemas ADAS y modifique sus comportamientos al volante.
- Aprendizaje continuo
Otro factor que añade complejidad a la ecuación es que muchos automóviles modernos –y en un futuro cercano, todos- reciben actualizaciones de software a lo largo de su ciclo de vida, que pueden añadir nuevas funcionalidades ADAS o mejorar las existentes.
El conductor tiene que entender que la conducción asistida es un proceso de aprendizaje continuo porque su coche irá mejorando con el paso del tiempo.
Fuente: Carglass España